lunes, 30 de septiembre de 2013

Atención en clase

¡Cállate! ¿Qué estará pensando? ¿Lo estoy viviendo? ¿Lo estoy soñando?, estoy cansada, estoy sola, ¡Váyanse! ¿De quién es esa nueva voz sonando?

Los ojos de Rosario seguían a su mentor, había un dialogo entre la clase, había mesas, voces y personas, había muy poco que ella percibiera. Fuera de su mundo, de su galaxia casi nada era real.

Don Quijote es, y su profesión la de andante de bicicleta

El también luchaba contra los molinos, al menos contra lo que él creía que eran molinos, vagaba por las calles y provenía de algún lugar cuyo nombre no quería recordar. Cada mañana pintaba su cara de cobre, vestía la armadura y tomaba por Rocinante una bicicleta para representarse a sí mismo, había logrado liberarse a través de la locura

Caminos y desviaciones

Si estuviéramos ahora mismo tomados de la mano por las calles de otra geografía, viviendo a nuestro paso y transpirando creación, tú serías el autor y la tinta que me salen de las venas y el corazón. ¿Qué tal que nuestras vidas hubieran concordado en el punto exacto?

Por cuestiones mínimas, insignificantes, de esas que te labran el resto de tu vida, las tangentes del plan…pudo ser causa de una coma de más, una palabra menos, tal vez esa mirada que no se nos dio bien, la parte que no abrió la ventana del uno y del otro y nos quedamos fríos, estéticos en nuestro camino correspondiente.

Fue una primera cerveza y un par de próximo extraños lo que dieron paso al primer encuentro, la primera zanja que nos abría la nueva vía, nuestra muy propia desviación, luego las letras, el jardín, tu historia, tu vida, la falta de cerveza, tus viajes, mis pies enraizados, la naturaleza de tu deseo.

Eres tan cruel e involuntario, eres de esos verdugos por error, de las personas que llegan a hacerte retumbar tus murallas. Pisas tan duro que duele, no me perdonas que también quiera volar. Estoy tan llena de refracciones que veo tu barba, tu sonrisa y ese tatuaje en la muñeca en cada uno de mis otros reflejos.


Fue la discordancia de puntos que nos arriman de rincón a rincón, sin cruzarnos mayormente ni causarnos alegres interferencias, te quedas tan dentro que me enojas, aunque no te coincida, aunque yo no haya pasado ni cerca de tus caminos. Tal vez en otro plano, ya será en otra vida. 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cuando fui al teatro Hidalgo; la crónica de esos hombres que en el escenario fueron uno

Yo me quede prendida en su personaje, un día como tantos, de los tantos que pise aquel teatro, de las tantas luces que pude ver y los pasos, las personas, los rostros, los personajes. De tantas obras que pude elegir, tuve que elegir esa butaca casi en medio, ¿Por qué de tantos autores tuvo que ser él? ¿Por qué de tantos actores…eras tú?

Ahí estaba yo, con los ojos llenos de tus manos que parloteaban al ritmo de tu caminar, con tus palabras que solo eran un retrato de líneas y líneas, carácteres en una hoja de papel y no más, pero tu voz, tu traje, tus ojos, le daban vida y venganza a él, a él que ahora poseías y que a veces te encarnaba, simplemente ya no eras el actor…por escenas era el recuerdo vivo.